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Excavando en la fiebre del oro: Los argumentos de los inversores a favor de los fondos de fondos

 

Paco Navas

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Las empresas tecnológicas representan una de las mayores oportunidades de inversión que existe. Gracias a las escasas barreras de entrada, a los saltos tecnológicos tanto en computación en la nube como en el desarrollo de APIs, nunca ha sido tan fácil crear y escalar empresas tecnológicas de gran envergadura. Estas empresas ofrecen una rentabilidad inigualable a los inversores que sepan identificarlas y acceder a ellas en una fase temprana. Pero muchos no pueden. El Venture Capital es más un arte que una ciencia, y no siempre produce resultados fiables, ni siquiera para aquellos que saben dónde buscar las empresas más prometedoras. Al ofrecer un mejor acceso, un menor riesgo y una mayor rentabilidad, los fondos de fondos son, en nuestra opinión, la forma más eficiente de que los inversores se beneficien del boom tecnológico. He aquí por qué.

La tecnología tiene un potencial enorme

Para entender la forma cambiante de los mercados de capitales, consideremos la identidad de las mayores empresas del mundo. Hace quince años, con la crisis financiera mundial en el horizonte, sólo una empresa tecnológica, Microsoft, figuraba entre las diez mayores empresas públicas por capitalización bursátil. Hoy es una de las siete que figuran en la misma lista, todas ellas respaldadas por inversores de Venture Capital.

La tecnología se está imponiendo, con empresas relativamente jóvenes que desplazan a algunos de los nombres más consolidados del mercado de sus posiciones de liderazgo. La tecnología está transformando los principales sectores del mundo, desde servicios financieros hasta sanidad, transporte o educación y está permitiendo mejorar la productividad e impulsar un rápido crecimiento. Y la revolución tecnológica no para de acelerarse. Nunca ha sido tan fácil, ni tan rentable, crear un negocio tecnológico. La ubicuidad de la computación en la nube ha eliminado muchas de las antiguas barreras de entrada, hasta el punto de que los costes de creación de una empresa de software se han desplomado hasta un 90% en los últimos años. Y una vez implantadas, estas empresas son extremadamente escalables, sin costes de ventas (COGS por sus siglas en inglés) y con una distribución potencialmente infinita.

Junto con el auge de la tecnología también ha llegado otro traspaso de poder: el que va de los mercados públicos a los privados. Mientras que el número de empresas que cotizan en bolsa en Estados Unidos se redujo a la mitad entre 1996 y 2016, los mercados privados han experimentado un gran auge. Entre 2010 y 2017, el número de operaciones de Venture Capital aumentó un 73% y el capital invertido se aceleró un 231%.

En este entorno, las empresas tecnológicas han permanecido privadas durante más tiempo y han recaudado grandes sumas de dinero de los inversores de Venture Capital para impulsar su crecimiento. En la década de 1990, las empresas tecnológicas tenían una media de 7,5 años de vida en el momento de su salida a bolsa, frente a los casi 11 años de la última década. La consecuencia que está produciendo es un crecimiento mucho mayor en los mercados privados y los inversores están obteniendo una proporción mucho mayor de los retornos antes de que las empresas estén preparadas para salir a bolsa. Así por ejemplo, Amazon y Netflix estaban valoradas en unos pocos cientos de millones de dólares cuando salieron a bolsa en 1997 y 2002 respectivamente. En cambio, Uber estaba valorada en más de 75.000 millones de dólares cuando salió a bolsa en 2019 y Airbnb en más de 100.000 millones de dólares en su OPV del año pasado. En consecuencia, la ventaja recae cada vez más en aquellos que son capaces de invertir pronto y tomar participaciones en empresas privadas, lo que, en el sector tecnológico, suele significar fondos de Venture Capital.

La inversión de Venture Capital en tecnología es volátil

En este contexto, es natural que los inversores lleguen a la conclusión de que necesitan una mayor exposición a los mercados privados. Pero decidir cuál es la mejor manera de conseguirlo es difícil. El primer paso es reconocer las características distintivas y los retos específicos de la inversión en esta clase de activos. En el caso del Venture Capital, los cálculos de riesgo-retorno son muy diferentes de los de la inversión en los mercados públicos. Los rendimientos pueden ser impresionantes, pero también son extremadamente inconsistentes. Según un estudio, de una media de 10 inversiones realizadas por los fondos de Venture Capital, siete no devolverán el capital invertido en ellas, dos devolverán lo suficiente para compensar esas pérdidas y la última será el principal impulsor de los rendimientos del fondo.

Por lo tanto, los que desean asignar recursos a Venture Capital deben seleccionar a los gestores de fondos que creen que pueden encontrar la única inversión que triunfará de cada 10 y compensar los inevitables fracasos que conlleva la inversión en esas empresas en fase inicial. Se trata de una habilidad: en las empresas en fase inicial, los parámetros habituales para evaluar el éxito de un negocio, como el flujo de caja, el margen de beneficios, la posición en el mercado, etcétera, no existen. Así que, intuitivamente, tiene sentido respaldar a los gestores que tienen un éxito probado. Esta es una hipótesis que los datos parecen respaldar: a diferencia de los gestores de fondos que operan en los mercado públicos, el rendimiento de los gestores de Venture Capital de un fondo a otro está muy correlacionado. En otras palabras, si se respalda a un gestor de Venture Capital que ha tenido éxito una vez, tiene muchas probabilidades de volver a hacerlo la próxima vez y la siguiente.

El arte de elegir a los fundadores, las empresas y las oportunidades de mercado que suponen un ganador en la fase inicial de estas compañías es algo que los mejores gestores parecen saber repetir, a medida que aumenta su experiencia. Pero, por desgracia, la asignación de capital en este ámbito no es tan sencilla como elegir a quienes tienen un historial de selección de ganadores. Porque los datos también sugieren que los inversores con más éxito pueden ser los que acaban de empezar, los llamados "gestores emergentes" que recaudan su primer o segundo fondo. De los fondos de Venture Capital creados entre 2007 y 16, el 52% de los 10 mejores resultados anuales fueron conseguidos por gestores emergentes.

Todo esto resalta la complejidad de la asignación de capital en el Venture Capital, un trabajo que requiere una comprensión de la dinámica de riesgo específica de esta clase de activos y la capacidad de elegir a los gestores que ofrecen una combinación de los mejores rendimientos con años de experiencia. Estas necesidades ponen de relieve una estrategia de inversión concreta: el fondo de fondos.

Los fondos de fondos son una elección para mejorar el acceso y aumentar los retornos

A través de los fondos de fondos de Venture Capital, los inversores tienen acceso a una serie de gestores, desde los ya establecidos hasta los más emergentes, incluyendo los que se especializan en sectores o geografías concretas. En una clase de activo definida tradicionalmente por la concentración del riesgo, con esta estrategia se permite a los inversores beneficiarse de cierto grado de diversificación: una asignación adecuada a los gestores emergentes que tienen el potencial de obtener los mayores rendimientos y otra parte asignada a aquellos con un historial probado que ofrecen una mayor promesa (aunque, por supuesto, nunca garantizada) de consistencia.

Quienes invierten en un fondo de fondos están invirtiendo en un gestor que examinará los riesgos y beneficios de cada gestor de fondos de Venture Capital con el mismo cuidado que esos gestores identifican las startups en las que invierten. Al más alto nivel, los gestores de fondos de fondos analizan todas las inversiones anteriores en startups de cada fondo, lo que han recaudado y su rendimiento. También examinan los cambios en sus perfiles de riesgo. Si un fondo de Venture Capital ha cambiado su tesis de inversión, o ha pasado de respaldar empresas en fase inicial a empresas en fase avanzada, por ejemplo, esas inversiones podrían ser menos fiables. Y luego los gestores de fondo de fondos examinan las propias empresas de la cartera para entender y comprobar la lógica general del fondo. De este modo, el enfoque de esta estrategia añade capas adicionales de Due Dilligence al proceso de determinar dónde se invertirá finalmente el capital. Finalmente, proporciona un asiento en la mesa con gestores consolidados al que de otro modo no se podría acceder.

A medida que varias instituciones aumentan sus asignaciones en los mercados privados, es comprensible que busquen un alto nivel de diversificación y gestión del riesgo para facilitar lo que puede ser un viaje lleno de obstáculos en la inversión de startups en fase inicial, que ofrecen un enorme potencial de retornos junto con un riesgo significativo. No existe un modelo perfecto para invertir en estas clases de activos, pero la estrategia de los fondos de fondos está diseñada para maximizar las oportunidades al tiempo que limita la concentración de riesgos. En el negocio de encontrar estas startups que pueden disparar los rendimientos, la diversificación es de sentido común: ¿por qué tener un solo gestor con talento buscando oro cuando podrías tener varios, todos buscando en diferentes lugares? En el mejor de los casos, este enfoque no sólo limita el riesgo, sino que también amplía las oportunidades para quienes dan sus primeros pasos en el gratificante mundo de los mercados privados.